Las posibilidades que ofrecen las redes de cómputo para el comercio electrónico son muy amplias. Los usuarios de Internet, la red de computadoras más grande del mundo, ya pueden examinar catálogos completos de negocios tan variados como librerías, joyerías, tiendas de flores y centros de cómputo, entre otros. Una vez seleccionado el producto que desea comprar, lo puede incluso ordenar directamente desde una computadora, sin importar en qué parte del mundo se encuentre la tienda.
Como era de esperarse, diversas empresas están buscando la manera de extender las posibilidades económicas de Internet para que incluyan el manejo de un nuevo tipo de moneda electrónica, la cual facilitaría las operaciones financieras a través de la red y permitiría el intercambio monetario no solamente entre las empresas y sus clientes, sino entre individuos.
Por supuesto que el concepto de dinero electrónico no es nuevo. Miles de millones de dólares cambian de manos diariamente entre los bancos, las instituciones financieras y las agencias de gobierno, de manera totalmente digital. No es necesario intercambiar objetos físicos, todo sucede en el interior de alguna computadora.
El dinero contante y sonante ha sido muy útil a la humanidad, pero para muchos especialistas, su vida se acerca a un próximo final. La amplia disponibilidad de tecnologías avanzadas de impresión en color facilita considerablemente la falsificación de billetes, y obliga a gastar mucho dinero en cuidar el papel. En Estados Unidos se gasta un promedio de 60 mil millones de dólares anuales en la transportación y cuidado de dinero en efectivo. A fin de cuentas, el dinero sale muy caro.
La solución a este problema es digitalizar todo el proceso de transacciones monetarias, para que no solo los bancos y las grandes empresas, sino también los individuos y los pequeños negocios, utilicen sistemas electrónicos.
Básicamente, la idea del dinero electrónico es la siguiente: se almacena el dinero digital, previamente autorizado y firmado por un banco, en la computadora del usuario o en una tarjeta de crédito "inteligente" (con un chip integrado); el dueûo puede gastar su dinero en cualquier establecimiento que acepte dinero electrónico, sin necesidad de abrir una cuenta o transmitir la información de su tarjeta de crédito. El establecimiento en cuestión debe aceptar el dinero y depositarlo en el banco. La seguridad en las transacciones se consigue mediante sistemas de criptografía virtualmente indescifrables.
Para llevar a cabo este proceso se requiere de bancos que puedan cambiar dinero real por dinero electrónico, usuarios que tengan y gasten su dinero electrónico, establecimientos comerciales que lo acepten y bancos que puedan autorizar los pagos recibidos por los establecimientos. Por supuesto, la operación completa requiere de un sistema totalmente seguro como base.
La competencia para desarrollar un sistema de dinero electrónico confiable en Internet ya está en marcha. Por ejemplo, CyberCash Inc., se propone ofrecer comunicaciones financieras seguras y convenientes en el cyberespacio (el espacio electrónico), mediante la introducción de la versión para Internet de un sistema de tarjetas de débito y crédito.
Visa ha creado un consorcio de instituciones financieras dedicadas a diseûar un "monedero electrónico" para efectuar compras menores en gasolineras,supermercados, ferreterías, restaurantes de comida rápida, llamadas telefónicas, casetas de cobro en carreteras y hasta videojuegos.
También existen en los Estados Unidos los proyectos NetCheque y NetBill, basados en el modelo de las tarjetas de débito. Incluso las tarjetas utilizadas por las compaûías telefónicas siguen el mismo concepto.
Otros países también han desarrollado esfuerzos para establecer sistemas monetarios electrónicos. En Dinamarca, Danmont ha distribuido más de 100,000 tarjetas con dinero para gastar en cosas como parquímetros y lavanderías automáticas. Portugal y Singapur ya han adoptado sistemas similares.
En Inglaterra, Mondex, un consorcio encabezado por dos importantes bancos, lanzará su sistema de dinero digital, con más de 40,000 tarjetahabientes en la ciudad de Swindon. Los creadores del sistema esperan extenderlo mundialmente en poco tiempo, ya que con él la gente puede introducir sus tarjetas en teléfonos especiales para llevar a cabo transacciones monetarias a prueba de fraudes, incluso cruzando fronteras.
Para terminar, tenemos a Microsoft, al que parece que nada se le escapa. El gigante de la computación organizó un grupo para evaluar las posibilidades del dinero electrónico, y después adquirió la compañía de software financiero Intuit, la cual ya se había encaminado con actitud determinada al negocio del dinero virtual.
La generalización de los sistemas de dinero electrónico tal vez tome algunos años, e incluso décadas, pero el comercio electrónico es una realidad que necesita de ese tipo de sistemas para funcionar correctamente. Sólo algunos de los esquemas que se están desarrollando en la actualidad llegarán a la etapa de madurez necesaria para consolidar su uso. El camino que sigan es importante, porque cualquier sistema que llegue a implantarse traerá consigo ventajas y desventajas que sería conveniente conocer desde ahora. El mundo electrónico se está construyendo a nuestro alrededor. Es necesario estar pendiente de él.
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