lunes, 12 de septiembre de 2011

Manejo de la evidencia

            A menudo, durante la comisión de un fraude, un manuscrito, un escrito mecanografiado u otra evidencia documental puede volverse un derivado o incluso el principal recurso del esfuerzo. 
            Las notas anónimas, falsificaciones, malversaciones, documentos alterados, cartas amenazantes, demandas de extorsión y demandas de secuestro son la porción activa de muchas  actividades delictivas y fraudulentas. Esta evidencia cuestionada no sólo se convierte en evidencia para el juicio, sino que puede, después del examen, contener realmente elementos necesarios para revelar al perpetrador. 
 
            Mientras la mayoría de las comunicaciones personales están escritas a mano, la introducción de la máquina de escribir hace aproximadamente cien años y el más reciente advenimiento de la  computadora personal y los sistemas de fotocopiado han revolucionado la producción de documentos de oficina. 

            El primer paso en la investigación de un documento cuestionado es conservar y transportar cuidadosamente el material sospechado al laboratorio específico. Una vez sujeto a tratamiento, transporte, o almacenamiento impropios, esta evidencia puede tener menor potencial para resolver el problema en mano. 
 
Manipulando documentos considerados como evidencia 
 
            Debido a su composición, el papel es una substancia frágil. Tiene tendencia a absorber materiales circundantes, como aceites, suciedad, líquidos de origen acuoso y, con pequeña ayuda, absorberá marcas de grampas, clips o sujetadores, lágrimas, cortes, pliegues, y  anotaciones extrañas. Algunas formas de luz pueden incluso afectar la fibra de un documento o la tinta existente en él. Todos estos elementos pueden minar seriamente el examen subsecuente de un documento y, por ende,  deben tenerse presente durante el proceso de recolección. 
 
            El documento basado en papel debe ser recogido y mantenido en  las mismas condiciones que cuando fue descubierto, a menos que la condición en si misma no sea estática y lo someta a daño. Bajo ninguna circunstancia debe ser sometido a un nuevo plegado, sujeción con grampas, corte o anotaciones. Muchos investigadores y algunos otros encargados de remitir evidencia, suelen dibujar círculos, resaltar textos o marcar de alguna otra manera el área del documento que les gustaría sea examinada. Esto no sólo es innecesario, sino irresponsable. Es penoso para un examinador tener que transitar con dificultad a través de la marca de cancelación del banco marca, orificios o sobreescrituras. A veces pueden permitirse discretas y pequeñas marcas en un área inconspicua del documento. Sin embargo, si el documento entero debe estar sujeto a escrutinio, como ser la investigación de escritura indentada latente, tales marcas o el manoseo excesivo pueden entorpecer la labor del examinador. Los intentos de examen de aficionados tales como limpiaeza,  restauración, recuperación de escrituras dentadas mediante sombreado con lápiz, etc., no deben hacerse. 
 
Embalaje
            El embalaje de los documentos debe ser la primera consideración en tanto y cuanto es el procedimiento que protegerá la evidencia hasta el momento de ser examinado.

            Generalmente pueden utilizarse sobres de manila de tamaño ligeramente más grande que el del documento. La superficie de este sobre puede marcarse, luego colocarse cuidadosamente la evidencia  en el interior, para luego ser sellado por quien remite. Esto obviará la necesidad de  marcar la propia evidencia. Nuevamente aqui debe tenerse cuidado de no producir marcas que puedan transferirse fácilmente por calco al interior del sobre, tales como las iniciales del investigador, el número del caso, la fecha y otras marcas identificatorias. 
 
            La naturaleza de otros tipos de evidencia necesariamente determinará cual sera la mejor forma de juntar y conservarla para su remisión al laboratorio. El sentido común y la comprensión de todos estos conceptos iliuminarán el camino. 

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