A menudo, durante la comisión de un fraude, un manuscrito, un escrito mecanografiado u otra evidencia documental puede volverse un derivado o incluso el principal recurso del esfuerzo.
Las notas anónimas, falsificaciones, malversaciones, documentos alterados, cartas amenazantes, demandas de extorsión y demandas de secuestro son la porción activa de muchas actividades delictivas y fraudulentas. Esta evidencia cuestionada no sólo se convierte en evidencia para el juicio, sino que puede, después del examen, contener realmente elementos necesarios para revelar al perpetrador.