sábado, 17 de septiembre de 2011

Examen de manuscritos y firmas


            En principio se lleva a cabo el examen preliminar del material cuestionado y del ofrecido para estudio (conocido o indubitado). Este examen determina si la calidad, cantidad, y compatibilidad de la evidencia sometida es tal que puede emprenderse una comparación viable.

            Los exámenes de textos manuscritos y firmas se llevan a cabo por medio del ojo desnudo, lupas y a menudo el microscopio, con el fin de determinar que características presentan los elementos cuestionados respecto de los ofrecidos para cotejo. Esta comparación lado-a-lado incluye, pero no se limita a, proporciones de altura, sesgados, proporciones en general, nivel de habilidad, velocidad, presión, calidad de la línea, forma y movimiento.  
 
            Las similitudes y desigualdades en las escrituras son objetivamente observadas y subjetivamente pesadas, llevando a opiniones que teóricamente van de la eliminación a la identificación. 

            Siempre debe tratarse que el documento original esté disponible al examinador. Los originales son más convenientes para el examen y comparación que las fotocopias y generalmente ofrecen opiniones más definitivas. Los documentos en forma de facsímil y las reproducciones de microfilm, si bien son ocasionalmente útiles como estándares, normalmente son inadecuados como material cuestionado. Estos métodos de reproducción a menudo enmascaran los mismos indicadores de falsedad que los peritos buscan. 
 
Modelos de manuscritos indubitados
            Un modelo es simplemente un ítem conocido que puede ser comparado con otro que no lo es (dubitado). Mientras que estos modelos también son necesarios en escrituras mecanográficas, impresas, fotocopiadas y otros exámenes de textos no manuscritos, trataremos por el momento todo lo referido a escrituras y firmas hechas a mano.
  
            En el mundo cotidiano del examinador de documentos, donde las comparaciones de la escritura ocupan la mayoría aplastante de carga laboral, un modelo es normalmente una cantidad de escritura conocida como perteneciente a un individuo específico.  El examinador puede comparar estas muestras o modelos con escritos cuestionados y proporcionar frecuentemente una opinión demostrable de autenticidad o falsedad. Estos modelos normalmente son llamados “ejemplares”, “especímenes”, indubitados” o “conocidos”. 
 
            El ejemplar ideal a ser usado para una comparación de letras es aquel que esta conformado por el mismo formato y contexto que el material cuestionado. Contiene las mismas letras y palabras escritas y fue ejecutado  en un momento contemporáneo con el material cuestionado. Está en el mismo estilo de escritura (cursivo vs. imprenta), y repetido de tal forma que pueda  revelar casi todas las variaciones normales del autor. 
 
            Cuando aquel discrepa con el material cuestionado, así también lo hace la habilidad del examinador para contestar la pregunta de identificación o eliminación en forma definitiva.

            Generalmente se considera que los ejemplares de letra entran en dos agrupaciones: "solicitados" y "no solicitados". 

Modelos no solicitados
            Son escrituras que fueron preparadas por un individuo antes de que tuviera alguna razón para pensar que se usarían para una comparación de letras. Ellas, por consiguiente, están desprovistas de cualquier esfuerzo por enmascararlas. La desventaja es que resulta poco frecuente que las mismas encajen con el criterio de repetir el formato y contexto del escrito cuestionado. Las stándares no compatibles pueden delegar en un examen parecido al de la comparación entre manzanas y naranjas. La ventaja de que eliminan a menudo cualquier posibilidad de fingimiento pesa más que las posibles desventajas.  
 
Modelos solicitados
            Son aquéllos en los que al sujeto se le pide que escriba material específico, normalmente a través del dictado. Estos se emplearán para el expreso propósito de dirigir una comparación de la letra. Los solicitados por el juzgado entran en esta categoría. 
            Esta clase de stándares presta la ventaja de poder seguir el formato y volumen de la escritura cuestionada, bajo la estrecha dirección y mando del perito. Tiene, sin embargo, la desventaja de permitirle al escritor el conocimiento de que el producto de la escritura se empleará para una comparación que puede ser adversa a sus mejores intereses. Por consiguiente, intentarán a menudo alterar su escritura normal o la enmascararán para confundir el examen pendiente. Muchas veces estos esfuerzos tendrán éxito e impedirán o imposibilitarán, la viabilidad de un examen y la emisión de una opinión definitiva.  
 
Disfraz
            El individuo que intenta enmascarar su letra está tratando de  producir algo a lo que no está acostumbrado. La letra es, después de todo, casi un pensamiento posterior una vez que el escritor  ha pasado los años de aprendizaje formativos.  
 
            Cambiar este proceso casi instintivo disfrazando la letra conlleva un esfuerzo de conocimiento por parte del escritor. Debe concentrarse en cambiar aquello que se ha acostumbrado a hacer automáticamente. Para hacer que todo consistente, debe recordar algo que está desacostumbrado a hacer. 
 
            Algunos de los métodos más comunes empleados por los individuos para intentar enmascarar  la letra se reconocen fácilmente: 
 
     Escribir muy grande o muy pequeño 
     Escribir muy rápido o muy lento 
     Una inclinación exagerada de la escritura 
      Escribir con la mano opuesta 
     Embellecimientos, agregados no naturales o innecesarios a las letras 
     Formas grotescas de letras 
     Excesiva presión del elemento escritor (fácilmente detectable por la profundidad de la indentación). 
     Combinaciones de cualquiera de las anteriores
 
            Aunque cada caso dictará la metodología exacta a ser empleada, deben ser consideradas algunas reglas generales relacionadas con la forma en que deben tomarse los ejemplares solicitados. Al escritor nunca debe permitírsele ver el material cuestionado. El dictado debe lograrse sin indicaciones de signos de puntuación, mayúsculas o  deletreos. Los errores en estas áreas pueden volverse dientes de rueda vitales en el proceso de identificación.  
 
            Si la escritura cuestionada es de una longitud considerable, debe instruirse al escritor para que escriba sobre un block de hojas y al dictado. Dependiendo de la longitud del material cuestionado este proceso debe repetirse varias veces. Puede indicársele que escriba más rápido o más lento, más grande o más pequeño, o con una guía no-específica sin comprometer la integridad de los estándares. Sin embargo, las instrucciones acerca de letras precisas o formación de palabras podrían negar el valor de los ejemplares. Debe guardarse un registro de las instrucciones dadas al escritor.  

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